martes, 5 de julio de 2011

Fuerza, Fortaleza

Jesús todavía se encuentra con los suyos en sus horas más amargas. Esa fue la experiencia de alguien cuyo corazón se hallaba profundamente quebrantado. Mientras caminaba por las calles de una ciudad inglesa para asistir a un servicio dominical, pasó frente a una hermosa iglesia de piedra. En el tablero de anuncios cerca de la entrada se leían estas palabras : "Todos los que estáis cargados, entrad a este santuario en en busca de quietud y oración". El aceptó la silenciosa invitación. En una de las paredes del vestíbulo de esta gran iglesia había algo escrito en forma de mosaico. Era un sermón en miniatura formado con piedras de diversos colores, y decía: "fue duro trabajo para mí, hasta que entrando en el santuario de Dios comprendí el fin de ellos"(Salmo 73: 16-17)

Aquella bendita mañana, en la hermosa capilla de la quietud,el Getsenani le abrio sus scretos. El corazon entristecido contemplo a Uno que bebio su copa completamente solo. Todo cambio desde aquel momento. El largo y cansador camino con sus cañones sombrios, altas montañas y empinadas cuestas, perdió su aspecto terrible cuando El le dijo en un susurro "ven y acompáñame en mi camino. Subiremos las cuestas juntos. Si, Juntos!" El camino difícil nos ofrece dulce comunión con un amante compañero. El fragante recuerdo de aquella revelación del Cristo resucitado aun perdura.

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